martes, 6 de septiembre de 2016

Penas de amor con berettas son menos penas

Mientras miro mis dos pistolas, pienso en como esta mañana me rompió el corazón, suspiro y lloro un poco, como un niño que ha perdido su juguete favorito. Abro la puerta, me daría igual morir, pero no muero, tan solo disparo y el primero se lleva ya un par de balazos, le miro con pena y le digo "al menos no te han dejado". Diez años, recuerdo los mejores momentos como si de un remix se tratara mientras sigo disparando por inercia, mientras sigo matando, mientras caen los cuerpos por todos lados. Recibo también un par de disparos, pero no pasa nada, no pueden matar a quien ya han matado, toco mi corazón y me pregunto que pudo haber pasado. Me arrodillo destrozado, cierro los ojos y descanso, tan solo el puño de un tipo de ciento cincuenta kilos me despierta, le pido que acabe con esto rápido, pero oigo un grito en la habitación de al lado, y al gordo lo tumbo con una patada que parece un rayo... eso me hace recordar como le decía que patearía por ella a cualquiera que le hiciera daño. Paso por la puerta y rápidamente se me echa al cuello, me ahoga... me da vida, me mira... me enamora, me da las gracias, me dice que soy único, que le he dado una nueva vida, que la he salvado, yo tan solo miro sus ojos azules...es el comienzo de algo, ni una sola palabra, pero mi corazón dice muy claro que la vida sigue... dice muy claro que me ha resucitado.

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